Hoy me gustaría contaros una pequeña experiencia personal, pero yo diría que se parece más a un capítulo de Mr. Been y Teddy, ya entenderéis.
A principios de Septiembre del 2010 recibí una llamada de mi amigo Diego preguntándome si podía ir a la Misa del Bicentenario de la Cortes del 1810 que se celebraba en mi ciudad, porque era uno de los Acólitos con más experiencia que había en el grupo y yo acepte encantando, porque pensaba "lo organiza el Ayuntamiento, será largo y vendrá los Reyes de España, seguro que mínimo 30€ me puedo sacar". No era el único que pensaba eso, porque siempre que nos contrataba el Ayuntamiento nos pagaba.
Pasaron las semanas hasta llegar el 24 de Septiembre, ese día me levante a las 6 de la mañana porque tenía que estar a las 8 para un ensayo y me tenía que adecentar, no voy a ir hecho un yonki a una ceremonia tan importante y que se vería en toda España. Así que me levanté, desayuné mi cola-cao de todas las mañanas, me afeité, me duché y me puse decente, pero como dicho el dicho "aunque la mona se vista de seda, mona se queda".
A las 7:15 de la mañana ya estaba en la calle muerto de frío de camino a la Iglesia Mayor y ahora me encuentro un pasacalles por la calle que tenía que coger, así que di un rodeo y cuando llegué a la plaza que tenía que cruzar me encuentro una jura de bandera del Ejercito, ya sabéis lo que me toco hacer de nuevo..... dar otro rodeo para llegar a la Iglesia.
Al final llegué un poco más tarde de las 8, pero no muy tarde y cuando llego nos encontramos que no habían planchado las túnicas que teníamos que utilizar y nos pusimos a las 8:15 de la mañana corriendo por las casas cercanas buscando una plancha para planchar las túnicas, menos mal que había una señora paseando a los perros y que nos la dejó.
Así que cogimos una puerta que había suelta en la Iglesia y dos sillas para montarnos una tabla de planchar, para mi mala suerte, de los diez chicos que había allí yo era el único que sabía planchar, me pasé una hora planchando para tener las túnicas listas para las 10 de la mañana. Menos mal que acabé justo a tiempo, porque entró en la habitación donde estábamos uno del Cuerpo de Inteligencia del Estado para decirnos que teníamos que irnos porque iban a revisar la Iglesia en busca de explosivos o cosas peligrosas.
Cuando salimos montaron un detector de metales en la puerta de la Iglesia y al rato llegó un furgón con los perros que harían la revisión de la Iglesia. Justo cuando bajaron uno de los perros se nos puso a ladrar y vino uno de los adiestradores y nos inspeccionó, el problema fue que uno de los que iba con nosotros llevaba en el bolsillo un paquete de carbón para el incienso.
Al fin empezó la misa y acabó sin problemas, el siguiente lío comenzó cuando íbamos a saludar al Rey y justo cuando estaba cerca, otro de los que venía con nosotros no se le ocurre otra cosa que imitar al Rey, no veas el pisotón que se llevo para que se callara.
Lo único bueno es que al día siguiente salimos en la portada de varias revistas, eso si, muy poco agraciados, feo feísimos.
Se me olvidaba, al final no vimos nada de dinero, solo una foto de nosotros con el Rey firmado por el Alcalde.
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